sábado, 8 de noviembre de 2008

Articulo de opinion

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Un artículo de opinión es un escrito en el que un especialista o alguien cuya autoridad es reconocida, expresa un punto de vista particular con respecto a una cuestión de actualidad o de una noticia.
El artículo de opinión tiene unas características muy especiales. Está considerado como género literario; lo importante en él no es la noticia que se da o comenta, sino lo que el autor opina de ella. Ésta incluso puede hasta ser muy conocida o haber sucedido hace mucho tiempo. Su característica fundamental es la de analizar un hecho para orientar al público e influir en su opinión sobre ese hecho, desde una óptica personal explícita.
Así pues, el artículo de opinión expresa un sentir personal sobre cualquier acontecimiento que el autor toma como referencia interpretándolo y valorándolo, para plantear una tesis con la que defiende o ataca una posición u opinión, y orienta al público sobre lo expuesto.
Con el fin de conseguir estos resultados, su lenguaje debe ser ágil, claro, conciso y de frases cortas.
Su estructura se compone de: tesis, argumentos y conclusiones.
Obtenido de


ARTICULO DE OPINION


El espectáculo del cambio


una seguridad estremecedora para su edad, hombres y mujeres no muchos aún en la universidad e incluso en los últimos grados de colegio.
Todos, sin excepción, estaban impregnados de candidato, y su energía desbordante llenaba cualquier espacio. Eran como hormigas, mesclados en la multitud llamar al mayor número de personas, golpear todas las puertas, aguantar insultos o recibir abrazos, daba lo mismo, se trataba de sacar adelante una idea que los llenaba de emoción, como si estuvieran, a cada momento, inventándose una vez más la democracia.
, a los contingentes de jóvenes que se jugaron el todo por el todo, con una enorme disciplina, para que su candidato, Barak Obama, fuera presidente de Estados Unidos. Y lo lograron. Ellos fueron el motor de esta elección; con su esfuerzo denodado, abrieron las puertas a una nueva era.
El 20 de enero de 2009, marcará el inicio de un relevo en todo sentido: generacional, racial, incluso de clase. Durante ocho años estuvo un vástago de la poderosa y acaudalada familia Bush; el poder para George W. era casi un derecho de cuna. La historia de la nueva familia presidencial es muy distinta, como ya se sabe. Michelle proviene de la clase trabajadora. Obama fue criado en el seno de una familia con grandes limitaciones económicas. Son hijos del fin de la segregación racial, producto del sacrificio de los héroes y mártires que dejó la lucha por los derechos civiles, tan reciente, que tal vez por esa misma razón cada miembro de la comunidad afroamericana, ese martes inolvidable, lloró sus ojos al ver que alguien de su propia raza, hasta hace poco ultrajada hasta el linchamiento y la muerte, llegaba a la cúspide del poder de manera tranquila y pacífica.
En su discurso de la victoria, Obama trajo a colación la historia de una mujer negra de 106 años, que conoció en Atlanta. Hizo un paralelo entre la trayectoria vital de ella y los hitos de la sociedad norteamericana. De inmediato pensé qué podría decir una mujer de esa misma edad, si hubiera nacido en Colombia. Tal vez contaría que de niña tuvo que oir de sus mayores hablar de la guerra de los mil días, y del asesinato de Rafael Uribe Uribe, y ya joven se habría enterado, con horror, de la matanza de las bananeras. En su adultez, narraría la angustia que sintió por el asesinato de Gaitán, y la violencia que se acrecentó y profundizó con ese crimen. Como una especie de paréntesis, se habría referido a que tuvo el derecho al voto, después de la Junta Militar, en 1958, en los albores del Frente Nacional. Pero contaría la leyenda negra de los bandoleros, y las masacres, y acaso vería el presente como una triste prolongación del pasado, sin mucho futuro por delante, y sí grandes incógnitas.
“La genialidad del cambio”, así se refirió Obama a la sociedad norteamericana, que ha sido capaz de transformarse en momentos clave de su historia. Ahí está el ejemplo inspirador de la democracia gringa, no su riqueza o su poderío militar, como bien lo dijo el presidente electo la noche del triunfo arrollador. Ese paradigma de igualdad de oportunidades es el que las oligarquías de América Latina se han negado a seguir, y más bien han acudido a los demonios de ese mismo modelo para perpetuarse en el poder y, de paso, aplastar a quienes lo pudieran desafiar.
Qué bueno sería que nuestro excluyente e intolerante establecimiento político y económico, tomara nota de lo que acaba de suceder en Estados Unidos.

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